jueves, 9 de diciembre de 2010

V Conociendo al lobo interno

Siegfried se levantó con una extraña y eléctrica agilidad, su velocidad y reflejos habían aumentado considerablemente, sentía una ligereza extrema en el cuerpo, muy a pesar de haber aumentado su masa muscular en casi el cien por ciento. Sin embargo su adversario media más que el casi por medio cuerpo adicional.

Corrió hasta el oso negro, y espero con sutileza a que este comenzara el ataque, así que el hambriento animal lanzó un zarpazo directo hacia la cabeza del soldado de lobo. Este con pericia antinatural se agacho sin esfuerzo y paso debajo de la garra de su oponente, hasta estar a la altura de su tórax, ahí propino un fuerte codazo y con el mismo movimiento levantó el puño dándole un buen golpe en la mandíbula inferior de la bestia.

De repente su mundo se volvió una cortina roja y las garras crecidas de su mano derecha propinaron un golpe al pecho del oso, luego su otra garra bajó de manera instintiva y propino una nueva herida, estaba fuera de control. Sintiéndose como encerrado en un cuerpo que no le pertenecía Siegfried apelo nuevamente a su meditación.

Estaba nuevamente en el cuarto blanco sin  paredes y vio a Endoval adelantado y más grande que nunca, su furia asesina estaba rigiendo sobre el cuerpo de ambos. Con la cadena que nunca quito del cuello del lobo arrastro de regreso y a su lado a su albo compañero.

-debemos controlarnos Endoval- grito a viva voz Siegfried en un lugar en donde el eco resonaba de forma lúgubre, -No podemos simplemente dejarnos ir con salvajismo sobre nuestro enemigo, debemos pensar, no solo cortar y morder, sino razonar en las posibilidades y probabilidades, date cuenta que eso nos puede dejar indefensos incluso ante un conejo crecido-

Endoval se agachó y nuevamente era del tamaño del hombre, -dijiste que no usarías más la cadena- hablo sin mover el hocico y con tono dolido, -me engañaste-, Siegfried compasivo tomo la cabeza del lobo y con ternura le habló, -no podría controlarte, la cadena la quitaré a su debido tiempo cuando estemos completos y que ninguno de los dos pierda el control, ahí la cadena desaparecerá-

El lobo lamio el rostro de su hermano y nuevamente sin mover un musculo le hablo: -Estoy de acuerdo, vayamos a acabar con este enemigo con razón, sin furia y con la cabeza fría, la furia se desbordara y la adrenalina que me hizo despertar en ti se derramara pero no por eso perderemos el control, ahora mismo expulsare la maldición del Wulfen pues somos iguales, somos hermanos y somos dioses.

De repente estaba de nuevo en la tundra helada, pero lo que vio no era el blanco de la nieve sino el revés de la garra del enorme oso. Incapaz de detenerlo o esquivarlo, el guerrero fue impactado por la enorme zarpa, saliendo despedido tres metro de distancia y con el hueso del pómulo hecho trizas.

-Nota mental Endoval, nunca entrar en trance durante una lucha- dijo el guerrero mientras sentía un dolor lacerante e insoportable en la mejilla, pero veía maravillado que el color de su cabello había cambiado, aun era rubio, pero refulgía como la misma nieve, era tan blanco y a la vez rubio, era ahora la compenetración de ambos guerreros.

El oso arremetió de nuevo al dolorido guerrero, pero este se apartó con presteza y se reincorporo sobre sus piernas con celeridad. Abalanzo se esté sobre el terrible oso, quien a su vez  lanzó un ataque directo hacia su pecho. Pero con la habilidad adquirida por su entrenamiento y por sus nuevos instintos se apoyo con ambas manos sobre el brazo del enrome animal.


Se coloco como un trapecista con el cuerpo totalmente extendido en forma vertical sobre su nuevo punto de apoyo y con la misma inercia del ataque empujo al oso hacia la fría superficie del suelo, donde no se movería nunca más…

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